domingo, 4 de diciembre de 2016

Märchenbilder de Robert Schumann

La semana pasada hablamos de los Märchenerzählungen de Robert Schumann, segundo conjunto de piezas del compositor traducidas como Cuentos de hadas, compuestas en 1853. Dos años antes y bajo el nombre de Märchenbilder, el compositor exploró por primera vez esta idea en una composición también de cuatro movimientos, para viola y piano, en este caso con un hilo programático más definido.

FICHA TÉCNICA

Dos hombres contemplando la luna,
de Caspar David Friedrich, 1819. Museo de Dresde.
Obra: Märchenbilder, op. 113 ("Cuentos de hadas").
Autor: Robert Schumann (Zwickau, Sajonia, 8 de junio de 1810 - Endenich, Renania del Norte, 29 de julio de 1856).
Año de composición: 1851.
Estreno: Wilhelm Joseph von Wasielevski a la viola y Clara Schumann al piano, en el hotel Stern de Bonn, el 12 de noviembre de 1853.
Duración: 15 minutos, aprox.
Discografía recomendada: Tabea Zimmermann a la viola y Hartmut Höll al piano, 2004 (Capriccio).




LA VIDA MUSICAL EN DÜSSELDORF

La semana pasada, cuando hablamos de las Märchenerzählungen, comenzamos con un breve repaso por la vida de Robert Schumann, quien no tuvo fácil iniciar su carrera musical, como tampoco contraer matrimonio con quien fuera su amor de leyenda, Clara Wieck. La personalidad del compositor tampoco era fácil de manejar, lo que motivaría que su genio no brillase como cabría esperar en algunas de las ocupaciones que desempeñó a lo largo de su vida. En Leipzig fue profesor en el Conservatorio, pero dimitió a los seis meses reconociendo no tener dotes pedagógicas. Con la gira del matrimonio por Rusia se manifestó la primera grave depresión, que le mantuvo alejado de la composición durante cuatro años. La pareja se trasladó primero a Dresde y luego a Düsseldorf, pues a nuestro compositor se le ofreció dirigir la orquesta municipal. Es aquí donde se inicia la última etapa de su vida, a la que pertenecen los Märchenbilder.


Una de las salas de la exposición que, sobre Schumann,
alberga Düsseldorf, con el daguerrotipo de 1850 que
muestra a Robert y Clara Schumann pintado en la pared.
Esta obra, compuesta para viola y piano, es fruto de dos circunstancias: la primera, el amor que nuestro compositor tenía a la literatura, la cual tuvo a mano desde pequeño gracias a su padre, un editor; la segunda, un amigo y hombre de confianza, Wilhelm Joseph von Wasielevski, quien estrenó la obra.

Schumann conoció a Wasielevski en Leipzig. Formaba parte de la primera promoción de estudiantes que, en 1843, ingresaron en el nuevo conservatorio fundado por MendelssohnHabía nacido en 1822 en Leszno (en aquél momento una ciudad prusiana transferida a Polonia pocos años antes) y con veinte años conoció a Schumann como profesor. Tres años más tarde se incorporó a la orquesta de la ciudad, manteniendo una buena amistad con él hasta el punto de que, cuando nuestro compositor aceptó el puesto de director de orquesta en Düsseldorf, le llamó para que se convirtiera en el concertino. A la muerte del compositor, se convirtió en su primer biógrafo, además de ser uno de los grandes defensores de su obra.

La familia Schumann abandonó Dresde el 1 de septiembre de 1850 y se instaló al día siguiente en Düsseldorf. Allí, la tarea de nuestro compositor consistía en dirigir diez concierto anuales, cuatro conciertos de música sacra y la dirección de la Asociación de Coros. La elección de Schumann había sido muy bien acogida y todos tenían altas expectativas de lo que supondría su labor para la ciudad. Y tales expectativas se vieron inicialmente colmadas: el 24 de octubre dirigió su primer concierto, con su mujer al piano interpretando el Concierto para piano nº 1 en sol menor de Mendelssohn, obteniendo críticas unanimemente elogiosas. En los meses siguientes la formación estrenaría también con éxito el Concierto para violoncello del compositor y la Sinfonía nº 3, Renana.

LA COMPOSICIÓN DE LOS MÄRCHENBILDER

Wilhelm von Wasielevski,
quien estrenó la obra.
La composición de estas piezas coincide con esos primeros meses de éxito al frente de la formación de Düsseldorf. Las cuatro piezas fueron compuestas durante los cuatro primeros días de marzo de 1851, apenas dos semanas después del estreno de la Sinfonía Renana.

En esta época eran frecuentes las veladas de música de cámara en casa del compositor, por lo que es probable que la obra se estrenara pocos días después en alguna de estas veladas, con Clara al piano y Wasielevski a la viola. La obra no fue editada hasta un año más tarde en Berlín, y ya en la primera edición, el compositor previó la posibilidad de sustituir la viola por un violín, si bien algunos fragmentos, como el tema del segundo movimiento, auténtica pieza de bravura, consiguen efectos más impactantes con la sonoridad más carnosa de la viola.


Dibujo de Brahms fechado en 1853, año
en el que entró en el círculo de los Schumann.
A finales de 1851, el clima optimista en torno a Schumann empezó a quebrarse. Su autoridad al frente de la orquesta comenzó a verse mermada, fruto de su deterioro mental. Su labor era más descuidada, tenía lagunas de memoria y alucinaciones auditivas. Además, al año siguiente, Wasielevski dejará de ser concertino al aceptar un puesto de director de coro en Bonn, perdiendo así a su mano derecha. Sin embargo, no perdió el contacto, estrenando la obra en esta ciudad el 12 de noviembre de 1853. Fue en el hotel Stern, y allí acudió Brahms. Ya dijimos, al hablar de las Märchenerzählungen, que éste había entrado en el círculo familiar el 1 de octubre y que rápidamente se ganó la simpatía del matrimonio. No podemos saber qué atrajo más a Brahms de este estreno, si la obra en sí o la interpretación de Clara. Hay quien apunta que en determinados pasajes vio la crisis personal del compositor, pues Brahms utilizaría la viola en su música de cámara en aquellos momentos de mayor angustia existencial.

ESCUCHANDO LOS MÄRCHENBILDER: SUS HISTORIAS

Primera página de la edición de 1852
de los Märchenbilder.
Los Märchenbilder no pueden ser enteramente considerados como música programática. El propósito argumental no ha trascendido de la misma manera que un poema sinfónico al uso, principalmente porque Schumann no puso títulos a los cuatro números que componen la obra, como tampoco indicaciones. Algo que se repetirá en los posteriores Märchenerzählungen, pero con la diferencia de que, en la obra que nos ocupa, encontramos referencias en el diario del compositor.

En primer lugar, y con arreglo a dicho diario, Schumann tuvo dudas sobre el título de la obra. Inicialmente se debatió entre Violageschichten (Historias para viola), Märchengeschichten (Cuentos de hadas), Märchen (Cuentos) o Märchenlieder (Canciones de cuentos de hadas). Todas estas opciones fueron rechazadas, adoptando la definitiva Märchenbilder. Märchen en alemán es cuento de hadas, mientras que bilder es cuadro, denominación que acentúa el carácter descriptivo de las piezas. Sin embargo, la segunda parte del título ha perdido relieve en las traducciones, que suelen quedarse en Cuentos de hadas.

Si el amor del compositor a la literatura es bien conocido, no así tanto su amor por la pintura. Tanto Dresde como Düsseldorf tenían escuela de pintura y en ambos lugares Schumann tuvo contacto frecuente con pintores.


Hartmut Höll y Tabea Zimmermann, intérpretes de la obra.
A pesar de que la obra ha sido grabada por varios violistas, pocas versiones hacen justicia a la partitura. Las piezas pasan de lo lírico a lo melancólico, de lo suave a lo poderosamente rítmico y no es fácil encontrar una interpretación que consiga resaltar con igual acierto todas estas perspectivas. Sí hay una violista, Tabea Zimmermann, que ha hecho de esta obra una de sus creaciones más destacadas y cuya grabación discográfica es la que recomiendo para su escucha. Por youtube circulan otras interpretaciones  de ella en concierto de enorme calidad, pero utilizaremos la grabación oficial realizada en estudio en 2003 y publicada un año más tarde.





Los tres relatos que inspiran los cuatro movimientos de la obra están recogidos en Cuentos para la infancia y el hogar de los hermanos Grimm, conocidos de forma concisa como Cuentos de hadas. Publicados en dos volúmenes en 1812 y 1815, una reedición vio la luz en 1837, probablemente la que conoció Schumann (a la que hay que añadir la postrera de 1857, tres años después de la muerte del compositor).

Los dos primeros movimientos están inspirados en la historia de Rapunzel, la princesa recluida en una torre a la que el pelo le creía sin parar hasta el punto de que sus trenzas permitirán a cualquiera alcanzar la parte alta escalando con ellas.


La bruja escala sube a la torre trepando
por las trenzas de Rapunzel.
Ilustración de Arthur Rackham.
El primer movimiento, Nicht schnellNo demasiado rápido, se inicia con un tema ascendente y melancólico en re menor a cargo de la viola bajo un liviano acompañamiento del piano, que a través de figuraciones rápidas estratégicamente colocadas (0:21), hacen fluir el discurso hacia adelante a la par que crea un equilibrado diálogo. Podemos imaginarnos a una meditativa Rapunzel en su torre, en un silencio sólo roto por las visitas diarias de la bruja. El tema tiene un pequeño desarrollo para volver a la reexposición del tema (1:57).

El segundo movimiento, LebhaftVivo (3:12) tiene forma de rondó. Se inicia bravo y marcial, en fa mayor, recordándonos la llegada del príncipe dispuesto a salvar a Rapunzel. La figuración es idéntica para viola y piano y supone una carga de tensión importante para ambos intérpretes. La sección central (4:01), más liviana, parece plantearnos las dudas e incertidumbres de la pareja. En 4:33 regresa de nuevo el tema inicial. En 5:21 se inicia una tercera sección que hace crecer la tensión, para volver al tema inicial en 5:57. En 6:45 se inicia una breve coda.

El tercer movimiento, Rasch, Rápido (7:06) se inspira en el personaje de Rumpelstiltskin, menos conocido en España. La historia comienza con un molinero que se jacta ante un joven rey de que su hija es capaz de transformar la paja en oro con una rueca. El monarca, para comprobarlo, encierra a la doncella en una torre, dándole paja y una rueca y exigiéndole que a la mañana siguiente toda ella se haya convertido en metal precioso. A la muchacha se le aparece un duende,Rumpelstiltskin (literalmente, pequeño zanco, en alemán), quien le ofrece convertir la paja en oro a cambio de su collar. Cumplida la misión, el rey, ambicioso, lleva a la muchacha a una habitación más grande donde repetir la azaña, lo cual hace tras entregarle un anillo al duende. Por tercera vez, el monarca le pide que convierta en oro una cantidad de paja más grande a cambio de convertirse en su esposa. Aparece la criatura y lleva a cabo el oportuno encantamiento, pero la muchacha no tiene nada con qué pagarle, ante lo cual el duende le advierte de que se llevará a su primogénito.


Rumpelstiltskin observando las dudas de la reina.
Ilustración de Paul Zelinsky.
La boda se celebra, pasan los meses y la pareja tiene a su primer hijo. Se presenta Rumpelstiltskin exigiendo su pago. La muchacha intenta evitarlo ofreciéndole toda clase de riquezas, pero él las rechaza. Finalmente renuncia a reclamar al niño si ella consigue adivinar su nombre en tres días. Ella lo intenta, pero las conjeturas iniciales fracasan. A la noche que precede al final del plazo, un paje que vaga por el bosque de noche se encuentra con la cabaña del misterioso duende. Desde el exterior puede ver como salta alrededor de un fuego y canta: Mañana, mañana, mañana, voy a ir a la casa del rey, nadie sabe mi nombre, me llaman Rumpelstiltskin.

El paje corre a dar la respuesta del enigma a la reina, quien a la mañana siguiente resuelve el acertijo. Rumpelstiltskin huye enojado y nunca más volvió. En la postrera edición de 1857, el duende se desgarra en dos de rabia con sus propias manos.

La historia de este personaje es antigua en la literatura. Aparece por primera vez en la adaptación alemana de Gargantúa y Pantagruel que Johann Fischart realizó en 1577, procedente del original de Rabelais de 1532.

El breve movimiento compuesto por Scumann describe la frenética danza que el duende realiza alrededor de la hoguera, en intrincadas figuraciones de semicorcheas en tonalidad de re menor que han de ser atacadas con fuerza, en la viola y en el piano alternativamente. En 7:48 se inicia un tema en si mayor más intimista. En 8:31 regresa el tema inicial.


La bella durmiente en un grabado de Gustav Doré.
El cuarto movimiento, Langsam, mit melancholischem Ausdruck, Lento, con expresión melancólica (9:35) es el más largo y se inspira en La bella durmiente, historia que los hermanos Grimm recopilaron después de las versiones Giambattista Basile (1634) y de Charles Perrault (1697).

El tema inicial es de un bello lirismo, delicadamente acompañado por el piano. Sin solución de continuidad, la música cambia a fa mayor en 11:15 y es el piano quien toma la melodía sobre una figuración arpegiada de la viola.

En 11:50 aparece un subtema en la viola y, en 12:18 se repite el mismo esquema de melodía en el piano con arpegios en la viola. En 12:56 la viola vuelve al tema original en re mayor, procediéndose a un pequeño desarrollo, para concluir repitiéndose el motivo.

ANÉCDOTAS

ÉRASE UNA VEZ


Robert Carlyle como Rumpelstiltskin en Érase una vez.
Ésta obra ha sido de descubrimiento reciente para mí, hace unos meses. Al investigar un poco sobre la misma y encontrar los argumentos que inspiraron cada una de las piezas (sobre este tema no hay nada publicado en castellano y es habitual encontrar la afirmación de que se desconoce a qué cuento hace referencia cada una), la historia de Rumpelstiltskin me sorprendió por sus similitudes con la de La rueca de oro de Antonin Dvorak y, por supuesto, por su nombre impronunciable. Comentando este tema, descubrí que no es un personaje tan desconocido para los que siguen habían visto la serie estadounidense Érase una vez (Once upon a time), estrenada en 2010 con sucesivas temporadas. En ella se nos ofrece la situación de un pueblo de Maine donde los personajes de los cuentos de hadas han llegado tras pasar las fronteras de su mundo debido a la maldición de una bruja. En ese pueblo, los distintos personajes llevan una vida como la que podríamos llevar cada uno de nosotros. Y uno de los personajes destacados de la serie es, precisamente Rumpelstiltskin.

El actor Robert Carlyle da vida al personaje. Según podemos leer sobre la serie, es un humano que vivía en el Bosque Encantado, se nos presenta como villano y su ocupación antes de llegar a nuestro mundo era la de hilador de lana.