martes, 7 de junio de 2016

Cuento de hadas de Josef Suk

La música incidental para teatro es uno de los géneros musicales más bellos pero también de los más efímeros. La conjunción de música y escena a veces se vuelve tan indisoluble que, con la desaparición de la obra teatral desaparece también la musical. Cuento de hadas es una obra del romanticismo tardío compuesta por Josef Suk, yerno de Dvorak, para el estreno de Raduz y Mahulena, un cuento de hadas del que ayer se cumplía su aniversario.

FICHA TÉCNICA

Obra: Cuento de hadas, op. 16, suite orquestal procedente de la música indicental para Raduz y Mahulena, de Julius Zeyer.
Autor: Josef Suk (Krečovice, Bohemia, 1874 - Benešov, 1935).
Año de composición: 1898, revisado en 1912.
Estreno: El 6 de junio de 1898 por la Orquesta del Teatro Nacional de Praga bajo la dirección de Adolf Cech.
Duración: 30 minutos, aprox.
Discografía recomendada: Orquesta Filarmónica Checa dirigida por Jirí Belohlávek, 1992 (Chandos).










UN JOVEN MÚSICO AL QUE SE LE DA UNA OPORTUNIDAD

Josef Suk.
Josef Suk procedía de una familia de músicos y comenzó sus estudios musicales de la mano de su padre, un violinista, aprendiendo pronto a manejarse no sólo con este instrumento, sino también con el piano y el órgano. El chico daba muestras de su talento y fue enviado a estudiar al Conservatorio de Praga, donde fue un aplicado alumno de la mano de Hanus Wihan.

El año en que finalizaba sus estudios, Antonin Dvorak se incorpora al cuerpo docente de la institución y pronto alumno y maestro empatizarán académicamente, hasta el punto de que Suk decidirá prorrogar un año más su estancia en el Conservatorio para perfeccionar sus estudios. Entre ambos surgirá una relación de amistad que cristalizaría más profundamente cuando nuestro compositor se enamore de la hija de su maestro, Otilia.

El joven músico será inevitablemente conocido por esta relación, con todo lo positivo y negativo que eso conlleva, hasta que un encargo musical de envergadura le haga brillar con luz propia. En 1898, contando con veinticuatro años, el Teatro Nacional de Praga llevaba a escena una obra de Julius Zeyer, Raduz y Mahulena, ofreciendo a Suk componer una música incidental.


RADUZ Y MAHULENA

Julius Zeyer.
Raduz y Mahulena es una de las obras teatrales más famosas del cosmpolita Julius Zeyer. Este escritor, nacido en Praga de padre procedente de la nobleza alsaciana y madre judeoconversa, demostró escasas aptitudes en los estudios y desinterés por los negocios familiares, viajando a lo largo de Europa y Oriente y escribiendo importantes obras en checo, idioma que había aprendido de su niñera y por el que gozaba de gran predilección.

Su obra es una mezcla de sensaciones en medio del tardorromanticismo. Leyendas extranjeras y temas nacionales, religiosidad y erotismo, nostalgia y felicidad se dan a partes iguales. La que nos ocupa tiene todas estas características y, siendo escrita en 1896, para algunos es su obra cumbre. El Teatro Nacional de Praga decidió llevarla a escena dos años más tarde con música incidental compuesta para la misma.

Sus protagonistas son dos jóvenes procedentes de reinos enfrentados que deberán vivir su amor a lo largo de dificultosas pruebas y evitar los hechizos de la malvada reina Runa. Su autor le dio el subtítulo de Un cuento de hadas de Eslovaquia en cuatro actos, indicando en su Prólogo: Soy un cuento de hadas. Voy a llevar a los que me escuchen a azules tierras de fábula. Sin embargo, ambas indicaciones son parte de la fantasía del autor. La expresión "cuento de hadas" no se entiende en la connotación infantil que suele tener la expresión, sino más bien de fábula fantástica, pues la historia de los enamorados lleva consigo una serie de dilemas y reflexiones profundas que escapan de la fantasía por la fantasía. También la adscripción a Eslovaquia parece fruto del espíritu nacionalista, pues el argumento tiene elementos procedentes del relato hindú Shakuntala, que había sido traducido al checo por Frantisek Hrubin y de los cuentos de los Hermanos Grimm. En ese momento, Eslovaquia era una región humilde y sencilla a la que Zeyer admiraba, queriéndola realzar de esta manera al dotarla de un pasado legendario.
Programa del estreno.

DE LA MÚSICA INCIDENTAL A LA SUITE ORQUESTAL

Nuestro compositor elaboró, con tan solo veinticuatro años, una partitura de extraordinaria belleza y psicología. En ella están presentes no sólo las sonoridades checas, sino el carácter otoñal de Brahms, fallecido un año antes y a quien Suk admiraba, y las chispeantes sonoridades de Richard Strauss, diez años mayor y que en el mismo año compuso el poema sinfónico Una vida de héroe. Es particularmente destacable que ambos utilizan el solo de violín (en el caso de Strauss, es la mujer -compañera, en una traducción más literal- del héroe, que aparece para disipar las dudas y los miedos del protagonista). Solo de violín que simboliza a Dora en La rueca de oro compuesta por Dvorak dos años antes y que ya escuchamos hace unos meses. En el Cuento, representa el amor de los protagonista.

Una colorista portada de disco.
Suk, que gozaba de una feliz situación personal, pues en esos meses contraería matrimonio con Otilia, compuso una obra bastante extensa, con obertura, interludios, canciones, coros y danzas. Siendo previsor de que la música incidental está indisolublemente ligada a la representación de la obra teatral, y siguiendo a predecesores como Mendelssohn en Sueño de una noche de verano de Shakesperare o Grieg con Peer Gynt de Ibsen, elaboró una suite de cuatro movimientos que adoptó su forma definitiva en 1912 y que es la que se interpreta, aunque escasamente, en las salas de concierto. También el título se simplificó: Pohádka (Cuento de hadas), lo que ha favorecido su circulación por toda Europa pero que ha ocultado en gran medida que se trata de una música incidental para una obra concreta.

ARGUMENTO
Vamos a ir escuchando la suite mientras desgranamos el argumento.


El primer movimiento lleva por título Sobre el fiel amor de Raduz y Mahulena y procede de la obertura de la música incidental. Nuestra historia comienza con Raduz, un príncipe de un reino imaginario que, persiguiendo un ciervo blanco, se adentra en el reino de Magura. El pasaje inicial, a cargo del chelo, nos introduce en una atmósfera neutra en la que alguien va caminando con cautela.

Una edición antigua de la obra teatral.
La noche se acerca y Raduz se queda dormido, hasta que es despertado por unos guardias que le detienen por instruso. Es llevado a presencia de los reyes, Stojmir y Runa. Su condición le permite cierta libertad, aun sin poder salir del palacio, donde conoce a las tres hijas de los reyes. De una de ellas, Mahulena, se enamora. La obertura describe el encuentro magistralmente, con una atmósfera mágica en la que flota el solo de violín (0:48) interpretando el tema principal. El juego de las maderas y el arpa nos recuerdan a la posterior Rusalka de Dvorak (1901) y a la atmósfera de los pasajes más líricos de Strauss. La cuerda toma el relevo de soporte (3:10) y el violín dialoga con los chelos, hasta alcanzar el clímax con toda la orquesta (4:02) y los violines interpretando el tema.

La reina Runa, enterada del amor que profesa el príncipe a su hija decide encadenarlo a una roca, pasaje que describe la segunda sección de la obertura (5:10). Mahulena encontrará la llave de sus grilletes y le librará, pero una maldición caerá sobre él (6:10): Raduz olvidará a Mahulena cuando otra mujer le bese. La tercera sección nos hace olvidar la maldición (8:00) retornando el tema del amor con el solo de violín, que se va alejando hasta perderse, describiendo a los amantes emprendiendo el camino de vuelta desde la lejana roca.


El segundo movimiento es el intermedio de la obra, llevando por título El juego de los cisnes y de los pavos reales. Describe una fiesta en palacio con los vivos aires checos.

El tercer movimiento, Marcha fúnebre, nos describe la noticia que recibe Raduz sobre la muerte de su padre, por lo cual regresa a su reino. Su madre, desconsolada, al ver a su hijo lo primero que hace es besarlo, desencadenándose la maldición.


El cuarto movimiento lleva por título La maldición de Runa y como fue vencida por el amor. Mahulena, al ver que su amado no regresa, va a buscarlo, comprobando que la maldición se ha cumplido y Raduz es incapaz de reconocerla. El príncipe sólo ve en esa historia la locura de una chica.

Mahulena, que no quiere dejar a su amado, habla con Zina, una suerte de hombre del campo y hechicero, quien decide transformarla en un álamo para que pueda convivir en silencio en el jardín de su amado.

Raduz, tras la muerte de su padre, empieza a encontrar consuelo bajo el álamo que ha crecido en el jardín. Poco a poco el árbol le va produciendo tal fascinación que no hace otra cosa que pasarse las horas bajo sus ramas. Su madre le ve cada día más apenado, y sospechando que el árbol ha embrujado su alma, ordena talarlo. Al comenzar a cortarlo, el árbol vierte sangre y resuena la voz de Mahulena. Raduz recuerda a su amada y el hechizo se rompe (3:50). Todos celebran la felicidad de la pareja. Suena el tema principal en el violín (6:34). La obra es cerrada por la frase de un anciano criado, Radovid: ¡Oh, nunca habrá una estirpe más fiel a su amor. Esto es como un cuento de hadas, lo felices que son Raduz y Mahulena! Cae el telón.

Una imagen de la representación teatral en la producción
del Teatro Nacional de Praga dirigida por Antonin Pitínsky
que se estrenó el 18 de junio de 2009.
A pesar de que el argumento es el de un cuento, la psicología de los personajes desarrollada por Zeyer ha hecho mantener la obra en cartel en la República Checa hasta nuestros días como uno de sus hitos literarios. El tratamiento de la personalidad femenina como perseverante, audaz y motor de la obra, bien desde los buenos propósitos (Mahulena), bien desde los malos (Runa), es un planteamiento novedoso frente a la concepción romántica más tradicional. También constituye una novedad frente al esquema de su autor, pues el final puede resumirse en la máxima la felicidad en el mundo es posible.

ANÉCDOTAS

TEATRO, MÚSICA, CINE, BALLET...

En la República Checa la historia ha sido llevada al cine en varias ocasiones, siendo quizás la más famosa la adaptación de Petr Weigl. La partitura ha sido coreografiada por Martin Tomsa.

Cartel de la película de Weigl (1979).

UN SUK VIOLINISTA, DOS SUK VIOLINISTAS, TRES SUK VIOLINISTAS

La familia Suk ha estado unidad al violín desde generaciones. El padre de nuestro compositor era violinista, al igual que Josef. Su nieto, también llamado Josef (1929-2011), desarrolló una importante carrera como violinista. Este último también se desempeñó como violista.