Mozart, niño prodigio y prolífico compositor, se desempeñó en su infancia y juventud como un talentoso violinista. Su Concierto para violín nº 3, en sol mayor, "Estrasburgo", es su obra para violín más conocida dentro de una serie de cinco conciertos compuestos en Salzburgo en 1775. Su melodía pegadiza se combina con un elegante acompañamiento orquestal para ofrecer una obra luminosa.
Palacio de la Residencia (Salzburgo), detalle del techo. |
FICHA TÉCNICA
Obra: Concierto para violín nº 3 en sol mayor "Estrasburgo", K. 216
Autor: Wolfgang Amadeus Mozart (Salzburgo, 1756 - Viena, 1791).
Año de composición: 1775.
Estreno: Salzburgo, 12 de septiembre de 1775, ¿W. A. Mozart o Antonio Brunetti? (violín), Orquesta Arzobispal.
Duración: 25 minutos, aprox.
Discografía propuesta: Anne Sophie Mutter (violín), Orquesta de Cámara de Salzburgo. Grabación realizada en directo en 2006 en el Mozarteum (Deustche Grammophon).
Portada del Tratado de violín de Leopold Mozart. |
Ahora bien, parece que Mozart, una vez asentado en Viena a partir de 1781, mantuvo una relación de rechazo hacia este instrumento, pues sólo compuso algunas obras para violín y piano por encargo. Si tenía que tocar en un cuarteto, escogía la parte de viola y no la de violín. Probablemente le recordaba a su periodo de juventud en Salzburgo, periodo que el compositor detestó abiertamente tras su marcha a Viena. ¿Por qué este sentimiento? ¿Cómo fue el periodo musical de Salzburgo para que el compositor lo detestase? Trataremos de explicarlo a través de una obra típica, como es el Concierto nº 3, pero primero, para centrarnos, haremos un esquema de la obra para violín de Mozart:
- Un Concertone para dos violines y orquesta, obra cercana al divertimento respecto a la cual no poseemos pruebas físicas de autenticidad, aunque sí referencias en la correspondencia entre padre e hijo. Se data entre 1773 y 1774, barajándose como fecha límite el 31 de mayo. Muy raramente interpretado.
- Cinco conciertos para violín y orquesta, compuestos a lo largo del año 1775 (19 años, nada más y nada menos, tenía Mozart).
- Tres conciertos que el Mozarteum de Salzburgo (institución que vela por el legado del compositor) ha considerado apócrifos. Quiénes estuvieron detrás de los mismos y qué pretendían demostrar quizás lo hablaremos otro día si hay curiosidad por el tema.
- La Sinfonía concertante para violín y viola, género a medio camino entre el concierto y la sinfonía con el que se hicieron algunos intentos en la época y que después cayó en desuso. Datado en agosto o septiembre de 1779, siempre ha tenido una gran fama.
- Más de treinta sonatas para violín y piano, unas compuestas en Salzburgo, otras durante las giras, otras en Viena y otro porcentaje consideradas apócrifas. En Viena sólo compuso seis por encargo y una séptima con fines didácticos, una sonatina.
- Dos dúos para violín y viola. Mozart, ya asentado en Viena y casado, visitó Salzburgo con su mujer Constanza en el verano de 1783. El compositor Michael Haydn (hermano del más famoso Joseph Haydn) enfermó y no podía concluir un encargo de seis dúos, componiendo Mozart dos que faltaban. Hoy en día son una curiosidad.
- Dos cuadernos de variaciones para violín y piano, obras pedagógicas escritas nada más llegar a Viena. El primero se sabe que fue escrito para la condesa Rosa Thiennes de Rumbeke.
Los cinco conciertos compuestos en Salzburgo en 1775 representan una rápida evolución de la forma de abordar este género en apenas unos meses, aunque todos comparten en común sus pegadizas melodías y la elegancia de una orquesta que, formada por cuerdas, dos oboes (que en el movimiento lento se sustituyen por dos flautas) y dos trompas, construyen una textura liviana que se eleva como los muros de una catedral gótica. La parte solista no afronta dificultades técnicas extremas en estos conciertos, pero debe tener una elegancia sensible a la hora de frasear a la que muchos temen más aún que a la técnica. El nº 3, estrenado en septiembre, supone un paso importante, con ideas propias frente a las influencias italiana y francesa que dominan los dos anteriores. Pero ubiquemos la obra y a su autor...
EL SALZBURGO DE MOZART
El Palacio de la Residencia, sede del Arzobispado. |
En concreto, Salzburgo era un Obispado desde el 739 y un Arzobispado desde el 798, regido por un Príncipe-Arzobispo elegido por el Cabildo de la Catedral. No tenía la consideración de Elector, por lo que gozaba, aún más, de autonomía respecto a posibles decisiones del Imperio. Además, el cargo de Arzbobispo de Salzburgo estaba asociado (y lo sigue estando) al cargo de Legado Permanente, uno de los rangos de la carrera diplomática eclesiástica (el más alto es el de Nuncio, equivalente a Embajador), con lo que su titular usaba un atuendo de un color rojo muy similar al de los Cardenales (algo más oscuro), y no el morado de Obispos y Arzobispos.
El territorio del Salzburgo de la época coincidía sustancialmente con el actual estado federal del mismo nombre, integrado en Austria. Así que comencemos a escuchar el primer movimiento del Concierto nº 3 mientras volamos con la imaginación a ese Salzburgo del siglo XVIII.
El territorio del Salzburgo de la época coincidía sustancialmente con el actual estado federal del mismo nombre, integrado en Austria. Así que comencemos a escuchar el primer movimiento del Concierto nº 3 mientras volamos con la imaginación a ese Salzburgo del siglo XVIII.
La etapa de Mozart en Salzburgo coincide con el mandato de dos Arzobispos. Cuando nació, en 1756, su padre estaba a las órdenes de Segismundo de Schrattenbach, hombre de carácter afable ubicado en los modelos del Barroco no sólo en lo musical sino en el gobierno. Con él, Leopold Mozart llegó a ser vice-Kapellmeister de la Orquesta Arzobispal (lo que hoy entenderíamos por un director asistente). Coincidió con la niñez de Wolfgang y esos primeros viajes promocionales que su padre organizó por media Europa. El Arzobispo tenía gran afecto a Leopold y reconocía el talento del niño, nombrándole Koncertmaster de la orquesta (primer violín) siendo tan solo un adolescente.
El 16 de diciembre de 1771, poco después de haber regresado padre e hijo de un viaje por Italia, fallece Schrattenbach. La sucesión tiene división de opiniones y, tras tres meses, el elegido es Jerónimo de Colloredo y Mannsfeld (1732-1812), no sin polémica. Colloredo es el Obispo de Gurk. Tiene cuarenta años, por lo que es considerado un hombre relativamente joven para Salzburgo, destino que representa una cima en la carrera eclesiástica y política. No es de la alta aristocracia, pero tampoco representó en su adolescencia el perfil de joven humilde metido al seminario que consigue ascender a base de trabajo y esfuerzo. La confianza granjeada con la familia Habsburgo parece que influyó en la decisión, pero también en la reticencia, pues los salzburgueses no veían con buenos ojos esas influencias externas. Tras encomendarle a Wolfgang la composición de una ópera para su toma de posesión (El sueño de Escipión, estrenada el 27 de abril de 1772), comienza su mandato.
Colloredo encarna el ideal del despotismo ilustrado. Es un hombre de despacho: modernización de la ciudad, alumbrado en las calles, renovación de las instituciones, creación de centros docentes y de enseñanza... En su despacho cuelgan los retratos de Voltaire y Rousseau y él mismo es violinista. El problema son los medios, especialmente en lo artístico. Por lo pronto, ya ve con malos ojos la nueva gira de los Mozart con destino a Milán, pero estando ya pactada desde meses atrás, tiene que autorizarla. Marchan en octubtre y no regresarán hasta marzo del año siguiente, y en ese 1773, una serie de músicos de influencia italiana comienzan a ocupar los principales puestos. El Kapellmeister Giuseppe Maria Lolli, debido a su edad, no ejerce su actividad como tal, por lo que Leopold piensa que puede conseguir el puesto. No obstante, Colloredo confirma en su cargo a Lolli, mientras que nombra a Domenico Fischietti como un segundo Kapellmeister. Ahora Leopold tiene a dos, y no sólo a uno, por encima de él. Wolfgang conserva el puesto de primer violinista, por el momento.
Respecto a la orquesta, autores de la época mantienen que su nivel se mantuvo alto, incluso ampliando el número de miembros, pero ciertamente no podía competir con la de otra Corte, Mannheim, y eso es algo que Wolfgang decía abiertamente.
Visto el panorama, Leopold inicia una serie de movimientos estratégicos, yendo a buscar ofertas a lo que hoy llamaríamos "la competencia". Aprovechando las vacaciones de verano y que Colloredo está ausente, acuden a Viena. Aunque la Emperatriz María Teresa, mujer también de ideal ilustrado, les recibe, todo queda en buenas promesas, llegando a escribir después que poco se fiaba de un padre y un hijo que recorrían media Europa buscando oportunidades. En enero de 1774 quedará vacante el puesto de Maestro de Capilla de la Catedral de Viena y el elegido será Giuseppe Bono, otro italiano, con lo que las esperanzas de conseguir algún puesto allí se desvanecen.
En el otoño, Colloredo sigue con sus gestiones. La música religiosa, que tanto volumen de trabajo da a Wolfgang, se ve radicalmente simplificada de acuerdo a las nuevas prescripciones litúrgicas: oficios religiosos sencillos, con piezas musicales sencillas y cantadas en alemán, permitiendo participar al pueblo en la celebración. Se suprimen los textos cantados que coincidan con fórmulas que el sacerdote ha pronunciado, por considerarse innecesarios, la contraposición solista-coro es también vista como absurda... Mientras algunos compositores del momento, hoy olvidados, se adaptaron a las nuevas formas, autores como Mozart o Haydn no las aceptaron. Mozart sólo compuso dos himnos en alemán y el resto de su producción religiosa está en latín. No debemos olvidar que el Imperio era católico a excepción de la mayoría de Estados alemanes y que los protestantes abogaron siempre por adaptar las ceremonias a la lengua vernácula, con lo que la oposición de estos compositores debe verse a medio camino entre la defensa del latín dada su elegancia y la adhesión a lo que era habitual en la Iglesia Católica del momento.
La ciudad contaba con dos teatros, pero uno era de la Corte y otro de la Universidad, sendos círculos de poder que no permitían liberalizar el género. Por ello, cuando a finales de 1774, Wolfgang recibe la oferta del Elector Maximiliano de Baviera de componer una ópera para principios del año siguiente, acepta encantado. La obra será La jardinera fingida, obra cómica de tema amoroso. Padre e hijo marchan a Munich a primeros de diciembre, donde todo son facilidades. El conde Seeau, intendente de música y espectáculos es un hombre diligente, y la compañía del teatro muestra gran profesionalidad, hecho éste que no oculta Mozart, quien en su correspondencia arremete contra los modos y formas de los que organizan en Salzburgo. Se van sucediendo los primeros ensayos hasta el estreno el 13 de enero, y la obra resulta un éxito.
1775: EL AÑO DE LOS CONCIERTOS
Violín que la tradición identifica con el de Mozart. Casa natal del compositor. |
Entre las obras para la Orquesta Arzobispal se encuentran los cinco conciertos para violín, que traerían una nueva polémica entre los Mozart y Colloredo. Dadas las circunstancias, no confraternizaban con los músicos de la ciudad, salvo con Michael Haydn, el Maestro de Capilla, también pertenciente a una famlia de músicos. Por ello, la vida social de la familia se organizaba en torno a fiestas domésticas con altos funcionarios, médicos y comerciantes. La imagen que tenían de los músicos era mala, vistos como toscos y aprovechados, y para muestra, una carta de Wolfgang:
Es una de mis razones principales para detestar a Salzburgo:
aquellos toscos, desaliñados y disolutos músicos de la corte.
Porque ningún hombre de buena educación puede vivir
con ellos. Desde luego, en lugar de querer tratarlos sentiría
vergüenza de ellos. Probablemente esa es la razón por la
que los músicos no sin ni estimados ni respetados entre
nosotros. ¡Ojalá que la orquesta fuera organizada como la
de Mannheim...! Allí se hace todo con seriedad. Son muy
educados, se visten bien, y no entran en las tabernas para
emborracharse.
Y entre éstos, apareció un violinista, Antonio Brunetti, otro italiano. No podemos conocer cuales fueron las credenciales, pero poco a poco fue acaparando el favor del Arzobispo. Hasta el punto de que hoy no podemos saber quién fue el solista en estos conciertos, si Wolfgang o él. Mozart sabía muy bien el tipo de vida que llevaba Brunetti: era jugador y vivía con la hija del organista de la Catedral, con quien tuvo una hija ilegítima, lo cual le molestaba aún más.
Desde luego, lo que es indiscutible es la genialidad de Mozart para esculpir filigranas en plata en el segundo movimiento del Concierto nº 3, una de las cimas de toda su obra. Escuhémoslo:
Comenzado el otoño, Colloredo anuncia que cierra el Teatro de la Corte por razones presupuestarias y anuncia la apertura de un nuevo teatro cera del Palacio Mirabell. Lo que Wolfgang ve como una oportunidad, al fin, de poder componer en su ciudad para el género teatral, pronto se desvanece. La gestión del teatro es adjudicada directamente a un empresario teatral. No obstante, participarán algunas compañías ambulantes, y una de ellas, al año siguiente, encarga a Mozart una música de escena para la obra Thamos, Rey de Egipto que tiene gran éxito, tanto que, tres años después, la misma compañía vuelve a Salzburgo con la obra (y la música de Mozart).
En contrapartida, una mala noticia: Antonio Brunetti pasa a ser ese año Koncertmaster.
¿Y CÓMO TERMINA LA RELACIÓN DE MOZART CON SALZBURGO?
El periodo de Mozart en Salzburgo fue el más fecundo de toda su carrera, con un ritmo de trabajo apabullante. Muchas de las obras de este periodo se escuchan habitualmente en las salas de conciertos, por lo que ya habrá tiempo de contar más anécdotas. Resumiremos los acontecimientos en que desde aquí la relación con Colloredo fue aún más fría. En septiembre de 1777, Mozart emprende una gira a París y su padre no puede acompañarle por no dispensarle Colloredo de sus obligaciones. Irá con su madre, María Ana, que desde luego era una eficiente gestora pero no músico.
En contrapartida, una mala noticia: Antonio Brunetti pasa a ser ese año Koncertmaster.
¿Y CÓMO TERMINA LA RELACIÓN DE MOZART CON SALZBURGO?
En diciembre, fallece el organista de la Catedral, Adlgasser. Sin que haya movimiento para elegir a quien ha de sustituirle. En agosto de 1778 fallece el Kapellmeister Lolli. Leopold ve una suerte no haber marchado de Salzburgo y envía una carta al Arzobispo: lleva treinta y ocho años al servicio de la Corte arzobispal, desde 1763 como vice-Kapellmeister. También escribe a Wolfgang insinuándole que solicite el puesto de organista. Como no existe previsión inmediata de relevo para Lolli, Leopold consigue hacerse con la dirección interina, ya que es el músico más antiguo. En cuanto a Wolfgang, Colloredo le nombra organista en 1779, pero de poco servirá. Los ánimos no se calman, y cuando José II es coronado Emperador en Viena en 1780 (en este caso el elegido era hijo de la anterior Emperatriz, María Teresa), Mozart aprovechará para marchar e intentar establecerse allí como lo que hoy llamaríamos un profesional liberal.
¿TAN MALO FUE EL PERIODO DE SALZBURGO?
Desde luego la época de Salzburgo no fue para nada una mala época desde el punto de vista compositivo, pues muchas obras de este periodo se encuentran en la primera línea interpretativa: algunos conciertos y sinfonías, divertimentos y serenatas... Colloredo encomendó a Mozart obras de circunstancias que han demostrado tener una gran calidad, y confió en él para importantes eventos: desde su toma de posesión con la ópera El sueño de Escipión, la visita del hijo menor de la Emperatriz María Teresa, Maximiliano, con su ópera El rey pastor o una Coronación Canónica con la famosa Misa de la Coronación. Otras tres obras religiosas estrenadas en Salzburgo gozan de gran fama: las dos Vísperas solemnes y la Gran Misa en do menor (ésta estrenada en la ciudad cuando ya residía en Viena).
No obstante, el trato personal fue frío y distante, más como un criado que como un profesional. El grupo de músicos seleccionados por Colloredo para estar en la primera fila eran solventes, pero visto a día de hoy no se les puede comparar con el genio musical de Mozart (ni probablemente con el de su padre Leopold), con mayor o menor fortuna. Michael Haydn sí estaba en cambio a la altura de Leopold, y probablemente parte del desencanto de los Mozart viniera motivado por lo que Michael contaba de las noticias que recibía de su hermano Joseph: él estaba al servicio de la Corte de los Esterházy de Galanta (actual Hungría), quienes no sólo le permitieron gran autonomía artística, sino también le promocionaron por Europa (eran los primeros en dejar que el músico viajara). En cambio, Colloredo prefería guardar la actividad de puertas para dentro lo más posible.
- Bueno, pero ¿por qué el Concierto se llama "Estrasburgo"?
Llegado a este punto, queda por contar el porqué del título de la obra. Para ello, comencemos a escuchar el último movimiento del Concierto. En la mayoría de los casos, las sinfonías y conciertos con sobretítulo no les es dado por el propio compositor, sino por la opinión del momento o los musicólogos que estudian las obras, a veces muchas décadas después de la muerte del compositor. En algunos casos incluso se debe a acontecimientos del siglo XX.
El sobrenombre "Estrasburgo" viene de una carta de 1777 en la que Wolfgang le cuenta a su padre cómo un tema del tercer movimiento de "su" concierto para violín está tomado de una melodía popular que había escuchado en Estrasburgo. Los expertos han acotado el terreno y han determinado que bien podría referirse al tercer concierto o al cuarto. Si bien en décadas anteriores se era más proclive a calificar así al nº 4, que guarda más conexión con el modelo francés, más recientemente y en la práctica, se suele denominar así al nº 3.
Este tercer movimiento deja entrevar varios motivos secundarios aquí y allá, dentro de su forma de Rondó. El motivo de Estrasburgo bien podría ser el que comienza en el 3:21 en la grabación propuesta y que poco después va desapariendo para volver al primer tema del movimiento. El final parece casi una broma, con su final abrupto.
- ¿Y cómo terminó Colloredo?
Del Salzburgo Arzobispado a su integración en Austria. |
En 1802, Colloredo, cumplidos setenta años, renuncia a su cargo y vuelve a su Viena natal. El Sacro Imperio empezaba a dar síntomas de decadencia y los Electores andaban buscando formas de integración y centralización, suprimiendo pequeños feudos seculares y principados eclesiásticos. A partir de 1795 se inicia la mediatización y secularización, respectivamente. Como moneda de cambio y dado el vacío existente en Salzburgo, entró en el poder Fernando III de Toscana con estatus de Elector. Poco duró este régimen, pues dos años más tarde se disuelve el Sacro Imperio y Salzburgo queda integrado en el nuevo Imperio austríaco.
ANÉCDOTAS
Este café, sito en el Altstadt de Salzburgo (no indicaremos la dirección para no dar publicidad), lleva en el mismo sitio desde 1705. Allí iba Mozart a tomarse un helado con regularidad. Por mucho genio que fuese, el niño, el adolescente y el joven Mozart tenía gustos no tan artísticos (aunque un poco burgueses, no lo vamos a negar).
Me he sentido completamente transportada al siglo XVIII escuchando la música a la vez que leía sobre estas intrigas palaciegas en el arzobispado. Tela marinera la corte de Colloredo.
ResponderEliminar¡Preciosísimo concierto! ¡Genial esta semana!