Joaquín Rodrigo ha quedado indisolublemente ligado a su Concierto de Aranjuez para guitarra y orquesta. El valenciano, ciego desde los tres años e integrante de la llamada Generación del 39, cultivó un estilo ecléctico difícil de ubicar, con reminiscencias del Renacimiento español en sus sonoridades y con preferencia de la música de cámara y para pequeña orquesta, aunque algunas de sus obras sinfónicas son de gran envergadura. Primera entrega de tres dedicadas a la música navideña.
Belén Napolitano. Detalle de la escena del Nacimiento. Museo Nacional de Escultura (Valladolid). |
FICHA TÉCNICA
Obra: Retablo de Navidad
Autor: Joaquín Rodrigo (Sagunto, Valencia, 1901 - Madrid, 1999), condecorado como Marqués de los Jardines de Aranjuez. Textos de Lope de Vega, Victoria Kamhi y anónimos.
Año de composición: 1952.
Duración: 23 minutos, aprox.
Discografía propuesta: Raquel Lojendio (soprano), David Rubiera (barítono), Orquesta y Coro de la Comunidad de Madrid dirigidos por José Ramón Encinar, 2002 (Naxos).
DE LO COSMOPOLITA A LO COTIDIANO
Joaquín Rodrigo, conocido en los círculos populares españoles como el Maestro Rodrigo, se quedó practicamente ciego debido a la difteria. Con ocho años, viendo una representación de la ópera Rigoletto de Verdi decidió que quería dedicarse a la música. Su familia, con una economía desahogada, permitió que el niño iniciara estudios musicales en Sagunto y que se trasladara a Valencia con dieciséis años para continuarlos.
Tras ganar un premio de composición con veinticuatro años, obtiene una beca para estudiar en la Escuela Normal de Música de París. El nombre de la institución puede llevarnos a engaño, pero esta prestigiosa institución había acogido ya como alumnos a otros insignes españoles: Falla, Albéniz, Granados o Turina. Bajo la tutela del compositor Paul Dukas, el joven Rodrigo inició una brillante carrera compositiva en la que, como reconocía su mentor, había reminiscencias españolas, pero menos acusadas que en sus predecesores y con un estilo nuevo.
Victoria Khami y Joaquín Rodrigo el día de su boda. |
Fotografía de Joaquín Rodrigo. |
Entre medias, la Generación del 39, cuyo protagonismo, sin duda alguna, lo ha acaparado Rodrigo con una carrera imparable en la España de posguerra tras el estreno, en Barcelona, de su famoso Concierto de Aranjuez (1940). Efectivamente, obras suyas se estrenaban con éxito tras éxito, gracias también a la difusión dada desde la Orquesta Nacional y su director aquellos años, el mítico Ataúlfo Argenta, quien difundió la obra del compositor tanto en España como en Europa, principalmente en Francia.
Ciertamente, la llegada de generaciones subsiguientes de compositores motivó el olvido de gran parte de sus obras, felizmente recuperadas en la última década. Así, el sello discográfico Naxos se embarcó, con orquestas y directores españoles, a grabar toda la obra orquestal del compositor. El sello holandés Brilliant ha sido el primero en editar en disco la obra completa. En las salas de conciertos, dejando a salvo el imbatible Concierto de Aranjuez, la presencia del compositor es muy escasa.
Uno de los varios monumentos dedicados al compositor. Éste, en Rosario (Argentina). Detrás, aparece su esposa. |
Esta obra no es un oratorio, sino sólo un ciclo de ocho canciones compuestas en forma de villancicos y con reminiscencias del Renacimiento y de la música popular. Los textos son de Lope de Vega, de Victoria, esposa del compositor, y anónimos. Requiere dos solistas (soprano y barítono) y un coro y orquesta de pequeñas dimensiones (la orquesta, una orquesta sinfónica reducida, consigue traducir muy bien el efecto antiguo). Escucharemos cuatro.
Cantan por Belén pastores. Texto de Victoria Kamhi, perfectamente articulado y que encaja perfectamente en el estilo del Siglo de Oro de Lope de Vega. La noche oscura que se ilumina con la estrella que anuncia el nacimiento de Cristo está perfectamente descrita en la progresión sonora.
Cantan por Belén
pastores en el portal bajo el techo florido,
van entonando loores, flauta y laúd.
¡Ah! En noche tan fría
es cuando ha nacido el niño divino.
Zagala tan pura lo ha parido.
Zagala tan pura.
Cantan por Belén Pastores al zagalejo,
que acudieron al establo:
Lucas, Lázaro y el viejo Pablo.
Una estrella de oro fino ve desde los cielos
como hacen tierna música,
entre escarcha, entre hielos.
Ángeles cantan en coro al niño divino.
Cantan por Belén Patores en el portal bajo el
techo florido. Suenan dulzainas y arpas,
pues el niño ha nacido.
Duérmete tú, mi lucero, en vuelto en esplendor,
hijo tú del carpintero, Cordero y Pastor.
Coplillas de Belén. Texto de Victoria Kamhi. La pieza tiene un marcado estilo castizo.
Si la palmera supiera
que al Niño en cuna tan bella
caído se le ha una estrella,
su abanico le tendiera
para que el Niño meciera.
Del monte por la ladera,
qué alegre va al pastorcillo,
montado en su borriquillo.
Corre, que el Niño te espera
y es corta la Nochebiena.
En Belén la Virgen pura
le reza al Niño que espera.
Canta la Virgen María,
el Niño le sonreía.
Qué triste está la palmera.
Si la palmera supiera.
A la chiribirivuela. Anónimo. También de aire popular, las armonías renacentistas en el coro a capella le dota de un importante efecto.
A la chiribirivuela, Maricuela,
chiribirivuela, vuela vuela.
Vuela tú, pues vuela el sol,
cuando el mundo le persigue, sigue.
Sigue tú con pie sutil, sigue tú con pie sutil.
Sigue, sigue, sigue
chirichiribivuela, Maricuela,
chirichiribivuela, vuela vuela,
a la chirichiribivuela, chiribirivuela,
Maricuela, Maricuela, chiribirivuela, vuela, vuela,
vuela, vuela, a la chirichiribirivuela,
Maricuela, chiribirivuela, chirivuela,
vuela, vuela.
Mira tú elo bello clavel
que el pincel del alba dora, ora, ora
ora, pues desnudo está, ora
pues dusnuesto está, ora, pues denuso está,
está, está, está, está.
Arrópale que se hiela, hiela, hiela, hiela,
hiela, hiela, hiela, hiela, hiela, hiela, hiela,
hiela hiela.
A la chirichiribirivuela, Maricuela,
chiribirivuela, vuela, vuela,
sigue, mira, ora, canta, gira, baila,
toca, con pandero y castañuelas,
con pandero y castañuelas.
Amén, amén, amén.
A la clavelina. Texto de Lope de Vega. Con una melodía animada y popular, el timbre de la orquesta le dota de un sonido ecléctico. Aun cuando el trabajo que hizo Victoria es de una calidad muy alta, el texto de Lope, con esa alusión final a la Trinidad, es Siglo de Oro con mayúsculas.
A la clavelina, a la perla fina,
a la Aurora santa que el sol se levanta,
cuanto vale Dios.
Reina de los cielos, divina Señora;
a fe que habéis dado al mundo limosna,
que andaba gitano fuera de la gloria
con esa moneda, pues que vale sola,
cuanto vale Dios.
Clavelina hermosa, perla de los cielos,
rocío divino, soberano verbo;
gusto que a las nubes a la tierra dieron
solo el vellocino más puro que el cilo,
cuanto vale Dios.
A las gitanillas das de limosna,
esa monedica de gracia y de gloria,
medalla divina de las tres personas
aunque en ella vive la segunda sola,
cuanto vale Dios.
ANÉCDOTAS
RETABLO DE NAVIDAD LLEVADO AL TEATRO
RETABLO DE NAVIDAD LLEVADO AL TEATRO
La escritora Georgina García Mauriño escribió una obra de teatro infantil al estilo de los Autos de Navidad del Renacimiento pero en lenguaje sencillo, intentando dar hilo conductor al ciclo de canciones que componen Retablo de Navidad. El propio compositor dijo de su obra que acaso sea lo más bello y puro que he escrito.
No hay comentarios:
Publicar un comentario