domingo, 15 de marzo de 2015

Música para el Funeral de la Reina Mary de Henry Purcell

Henry Purcell fue el compositor inglés del Barroco más importante, definiendo el estilo músical en la Inglaterra del siglo XVII. Cultivó todos los géneros con inteligencia y brillantez a pesar de su temprana muerte, aunque han trascendido sobre todo sus óperas y su música religiosa. Esta semana escucharemos una obra de circunstancias: la Música para el Funeral de la Reina Mary, compuesta para el fallecimiento de la reina María II, esposa de Guillermo de Orange.

Los Lores y los Comunes presentando la Corona
a Guillermo y María.
Edgar Melville. Colección particular.
FICHA TÉCNICA

Obra: Música para el Funeral de la Reina Mary, Z. 27.
Compositor: Henry Purcell (Ciudad de Westminster, Londres, h. 1659 - ibid., 1695).
Año de composición: 1694 - 1695, algunas de las piezas proceden de 1680.
Estreno: El 25 de marzo de 1695 en la Abadía de Westminster.
Duración: 17 minutos, aprox.
Discografía propuesta: John Eliot Gardiner dirigiendo al Coro Monterverdi y al Equal Brass Ensemble, 1976 (Erato).






UN MÚSICO TRANQUILO EN UNA ÉPOCA DE CAMBIOS

Hablar de Henry Purcell es hablar de una de las leyendas inglesas. Desde que Roger North, escritor, abogado y músico aficionado, considerara a Purcell como el mayor genio musical que haya existido en Inglaterra, su figura ha sido constantemente apreciada en su patria, aun en los tiempos en que el Barroco quedara alejado y devaluado musicalmente. Así, Benjamin Britten, uno de los compositores más innovadores en la Inglaterra del siglo XX, llegó a decir: No me había dado cuenta, hasta que conocí por vez primera la música de Purcell, que las palabras pudieran expresar tanto ingenio, tanto color (en referencia a sus óperas, género también cultivado con éxito por éste).

Henry Purcell.
¿Pero qué sabemos de Purcell? Pues bastante poco, bien porque el músico llevó una vida tranquila en una Inglaterra agitada o, al contrario, porque no se movió del actual distrito de Westminster  durante prácticamente toda su vida, lo que favoreció su cercanía a los círculos cortesanos. Su nacimiento suele fijarse en 1659, año en el que el Parlamento procedía a disolver el Protectorado de Oliver Cromwell y restauraba la monarquía. El Lord Protector había fallecido un año antes y su hijo Ricardo había demostrado la incapacidad de dar cohesión al Parlamento, por lo que la Corona fue restaurada en Carlos II, hijo de Carlos I, el monarque que décadas atrás había motivado la Guerra Civil inglesa.

De Purcell no se conserva la partida de nacimiento ni la de bautismo. No sabemos quiénes fueron sus padres, si bien se apunta a Henry Purcell, caballero de la Capilla Real que cantó en la Coronación de Carlos II. En la Ciudad de Westminster, situada al este dentro de la gran ciudad de Londres, se encontraba la sede del gobierno. El nuevo monarca, aun estando preocupado por asentarse, también tuvo tiempo para promover las artes. Cromwell era puritano, por lo que restringió notablemente la música en los oficios litúrgicos, con la consiguiente disminución del número de coros en el país.

El padre de nuestro compositor murió tempranamente, por lo que quedó bajo la custodia de su tío Thomas, quien también era caballero de la Capilla Real, gestionando su admisión en el coro. Su vida quedará unida a la Abadía de Westminster, siendo nombrado organista ayudante en 1676 y adquiriendo el puesto de organista titular cuatro años más tarde, cuando contaba con veintidós años. Una carrera que no se pararía, siendo nombrado dos años más tarde organista de la Capilla Real y constructor de los órganos reales.

En 1685, Carlos II, que se había convertido al catolicismo, falleció sin descendencia legítima. Su hermano, Jacobo II, trató de institucionalizar la religión católica, iniciándose un periodo convulso con la contienda mantenida contra el hijo ilégitimo de su hermano, James Scott, quien se había autoproclamado rey el mismo año. Tres años más tarde, siete nobles anglicanos solicitaron al príncipe Guillermo de Orange, flamenco y protestante, que acudiera a Inglaterra con un ejército, iniciándose la Revolución Gloriosa. Durante estos años, nuestro compositor supo redirigir su carrera hacia la faceta privada, dado que la monarquía poca atención podía prestarle, componiendo una serie de óperas de gran éxito, siendo indiscutiblemente la más célebre Dido y Eneas (1689).

Grabado del siglo XVII que muestra una vista del Támesis.
Al fondo, la Catedral de San Pablo.


NUEVOS MONARCAS

El 23 de diciembre de 1688, Jacobo II huía de Inglaterra. El Parlamento se reunió para decidir en quién recaería la corona. La cuestión eran tanto política como familiar, pues Guillermo de Orange era el sobrino de Jacobo y su hija, María, era su esposa, pero no pareció haber problemas en aceptar a ésta como soberana, pues había sido educada en la religión protestante. No obstante, Guillermo no estaba muy conforme en ser un mero consorte, pidiendo tener los mismos derechos que su mujer. Ya había un precedente: Felipe II de España pactó algo similar en sus capitulaciones matrimoniales con María Tudor, si bien en este caso se había dispuesto que el monarca cesaría en sus derechos con el fallecimiento de la soberana y aquí se pretendía que el reinado continuara aún en el caso de fallecer su esposa. El Parlamento no estaba dispuesto a aceptar, pero la negativa de María a reinar si no era junto a su marido Guillermo, fue determinante para transigir.

Retrato de la Reina Mary,
por Jan Verkolje (1685).
Galería Nacional de Retratos (Londres).
La coronación tuvo lugar el 11 de abril y aunque desconocemos qué música sonó en Westminster, sí sabemos que Purcell tocó el órgano, pues era su puesto. El 30 del mismo mes, la Reina celebraba su cumpleaños y nuestro compositor le dedicaba una Oda. Seis escribió en total, una cada año hasta su muerte. La última, correspondiente al cumpleaños de 1694, es una pieza destacada de animado aire festivo. En el verano, nuestro compositor fue nombrado, junto con otros cinco, "músico de música privada", cargo que implicaba recibir los encargos realizados directamente desde los soberanos.

No obstante, la música en el ambiente cortesano comenzó a decaer. Guillermo tenía problemas con el húmedo ambiente londinense, por lo que pasaba largas temporadas en Hampton Court. Por su parte, María estaba enamorada de las porcelanas, los muebles exóticos y los perros, concretamente de los Mopshonden, una raza desconocida en Inglaterra rebautizada como "mastín holandés" y que en seguida causó sensación. Dadas estas circunstancias, Purcell centró su carrera en componer para el teatro, con gran éxito.

EL FALLECIMIENTO DE LA REINA MARÍA

El Londres del otoño de 1694 se vio sorprendido por la viruela, con más de mil fallecidos. El rey cayó enfermo, aunque quizás pudo deberse más a agotamiento que al brote epidémico. Su mujer se preocupó en cuidarle y cogió la enfermedad. Las crónicas nos cuentan que el 21 de diciembre, sabiendo su destino, puso en orden sus asuntos y dispuso cómo habría de ser su funeral. La soberana falleció el 28 de diciembre.

Dibujo de la fachada norte de la Abadía de Westminster (1689).
Dada la epidemia, el clima y la indecisión política, las exequias no se iniciaron hasta el 21 de febrero, planeándose el traslado del féretro a la Abadía de Westminster para el 5 de marzo. El historiador británico Narcisus Luttrell nos narra cómo se desarrollaron los acontecimientos: una ceremonia de gran solemnidad, con todas las tiendas de la ciudad cerradas y un cortejo monumental. Y a nuestro compositor, le correspondió componer la música.

LA MÚSICA PARA EL FUNERAL DE LA REINA MARY

Los avatares de esta composición no son muy claros, y la magnificencia del acontecimiento ha dado lugar a frecuentes distorsiones y exageraciones. Sí sabemos que la ceremonia contó con la presencia de los trompetistas y percusionistas reales y los miembros de la Capilla musical.

Manuscrito de la música de la
segunda sentencia.
La composición de Purcell tiene una distribución muy clara: una marcha fúnebre encomendada a cuestro trompetas y percusión; tres números conocidos como "sentencias", con coro y órgano y, entre cada una de ellas, una canzona encomendada a las trompetas. La obra se cierra con la misma marcha fúnebre. Los trompetistas y percusionistas acompañaron al féretro por las calles, pero no podemos saber si se utilizó música de nuestro compositor. En su momento se rechazó que estos instrumentos tocaran en el interior de la Abadía, por lo que quizás la marcha fúnebre inicial fue la melodía interpretada durante el cortejo. La discusión ha llegado hasta casi nuestros días, arrojando luz el auge del movimiento historicista, que rechaza que en el funeral se utilizaran trompetas al uso, propias de celebraciones triunfales, sino trompetas de varas, un instrumento alargado con una vara que se desliza hacia atrás (a diferencia del trombón). La utilización de una vara en lugar de pistones permite mayor gama cromática, incluyendo así tonalidades menores, propias de un funeral. En 1993 se construyeron unas réplicas, lo que fue determinante para cerrar el debate: un instrumento de estas características no podía tocarse en movimiento, con lo que la marcha fúnebre que inicia la obra fuera interpretada, con casi toda seguridad, dentro de la Abadía mientras entraba el féretro.

Por lo que respecta a las sentencias, Purcell empleó material de obras religiosas compuestas en 1680. Estas piezas no se emplearon durante la celebración del oficio, sino como respondos al proceder a la inhumación. Vamos con la escucha.
Os propongo una curiosa recreación realizada en vídeo, con instrumentos originales y las técnicas vocales de la época, que nos permiten conocer cómo fue probablemente el funeral en su momento. La interpretación corresponde al Barroque Brass of London y al Coro del Clare Collegue de Cambridge, dirigidos por Timothy Brown, que se ocupa del órgano. El inicio del vídeo es la marcha fúnebre, pasando a la primera sentencia en el 2:17. En el 8:19 se inicia la canzona correspondiente, a cargo del metal.


La primera sentencia, titulada Man that is born of a woman ("El hombre nacido de mujer"), procede del Libro de Job que hace hincapié en la mortalidad del hombre. La segunda, Yet, O Lord, most mighty ("Y sin embargo, oh Dios Todopoderoso") tiene un carácter más implorante. La tercera, que también escucharemos, es la más famosa: Thou knowest, Lord, the secrets of our hearts ("Señor, Tú sabes los secretos de nuestro corazón"). Planteada en vertical, alguna crónica de la época indica que participaron también las trompetas, por lo que algunas versiones las incluyen, como la que vamos a escuchar:


La composición resultó ser muy efectiva y gozó de buenas críticas, siendo actualmente una de las obras sacras más destacadas de su autor. Por desgracia, Purcell no disfrutó de su madurez musical, falleciendo ese mismo año, el 21 de noviembre. Su esposa Frances publicó sus obras en dos volúmenes denominados Orpheus Britannicus (1698 y 1702), un título bastante apropiado para el que ha sido el compositor por antonomasia del Barroco inglés. Fue enterrado en la Abadía de Westminster, a los pies del órgano que tanto tocó. Años después fue trasladado junto con los restos de su mujer a otro emplazamiento dentro del templo.


Tumba actual de Purcell y su esposa.
ANÉCDOTAS

LA MUERTE DE PURCELL: PARA TODOS LOS GUSTOS

La causa de la muerte de Purcell ha sido discutida, con hipótesis muy diferentes entre sí. La más razonable es una tuberculosis, enfermedad habitual entonces y aun hasta principios del siglo XX. Otra, más doméstica, plantea la posibilidad de que nuestro compositor saliera una noche demasiado tarde del teatro, regresara a casa, viera que su esposa había cerrado la puerta y le tocara dormir en la calle, cogiéndose un resfriado que empeoró. La tercera, opción más novelesca, considera que le envenenaron con chocolate.

PURCELL Y KUBRICK

La naranja mecánica (Stanley Kubrick, 1971), película basada en la novela del mismo nombre escrita por Anthony Burgess, emplea diversas adaptaciones de obras clásicas para transmitir una sensación de pop futurista, trabajo que realizó Walter Carlos. Una de las piezas escogidas es la Música para el Funeral de la Reina Mary. Suena en los créditos iniciales, en la primera escena en el bar Korova, al finalizar la oleada de violencia en casa del escritor, al regresar al bar y en casa del protagonista al regresar por la noche.

PURCELL EN LA SEMANA SANTA

El Thou knowest, Lord se escucha en la noche de Lunes Santo en la Semana Santa de Valladolid. La Cofradía de la Preciosísima Sangre procesiona al Cristo del Olvido en la Procesión de la Buena Muerte. A las puertas del Real Colegio de San Albano, institución de seminaristas ingleses, la Virgen Vulnerata sale a su encuentro. Esta imagen de pequeño tamaño fue mutilada en un asedio a la ciudad de Cádiz en 1596 por parte de los ingleses. El Real Colegio de San Albano es una institución católica fundada en Valladolid por Felipe II en 1590 con el fin de formar sacerdotes ingleses católicos. En 1600, la institución solicitó la imagen para hacer reparación por el comportamientos de sus compatriotas. La mutilación de ésta ha quedado conservada hasta hoy. Tras una obra debida a Thomas Thallis, puede escucharse la de Purcell a partir del 1:05.



1 comentario:

  1. Genial entrada !! La he disfrutado muchísimo.
    Suelo huir de la música barroca como alma que lleva el diablo... bueno, hasta que conocí la obra de Purcell. El si que me gusta mucho. Gracias por traerlo y gracias porque sea una obra relacionada con la realeza, que sabes que lo disfruto todavía más...

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